EL TEMIBLE BERMEJO CRECIDO. Anécdota.

Como anuncié en el relato titulado "Frontera peligrosa", las atenciones a nuestra seguridad por parte del Subprefecto Amarilla, Jefe del Destacamento Cano, en el km 90del río Paraguay, frente a la ciudad paraguaya de Pilar, continuaron.

El Bermejo estaba muy crecido. Y crecido es un río temible, por la fuerza de la corriente, los peligrosos remolinos que se originan en los pronunciados e innumerables meandros de su curso, los desmoronamientos de sus barrancas y por la enorme cantidad de ramas, troncos y aún árboles enteros que arrastra.

Es este uno de los motivos que todos nuestros raids por este río lo hayamos hecho durante su estiaje, ya que es en el invierno cuando menos agua tiene.

Según relatos de viejos tripulantes de la flota fluvial comercial, trenes de barcazas que suben por el Paraná - Paraguay, empujados por un remolcador, al llegar a la desembocadura del Bermejo crecido, en alguna ocasión han tenido que desarmar el conjunto, de a veces 16 barcazas, y cruzarlas de a una, ante la fuerte turbulencia. Y han tenido que volver a armar el "tren", aguas arriba.

En Prefectura Cano, me comentaron que en esas circunstancias no se arriesgan a entrar al Bermejo con sus lanchas mas pequeñas, pues es común que árboles enteros que vienen arrastrados por la poderosa corriente, por momentos navegan sumergidos y en forma repentina emergen con gran fuerza, con las previsibles consecuencias si lo hacen bajo el caso de una embarcación.

Y como en ese abril del 2009 el río Bermejo entraba muy crecido a un río Paraguay con aguas normales, el riesgo era cierto para nuestra piragüa.

Así, el Subprefecto salió en una lancha de la institución junto con una dotación de sus hombres para acompañarnos hasta pasar la desembocadura, unos 6 o 7 kilómetros aguas abajo de Cano. Lo hizo pegado a la costa argentina.

Como soy cualquier cosa menos temerario, es decir soy bastante cauteloso y respetuoso del río, por no decir miedoso, crucé el Paraguay apenas salido de Cano y navegué pegado a la costa paraguaya, en aguas de ese país.

Como el Paraguay es bastante ancho, pronto perdí de vista a la gente de Prefectura, pero sabía que estaban ahí, que me veían, y eso nos dió mucha seguridad.

Pese a mis expectativas no noté la desembocadura del Bermejo, quizás por un exceso de cautela que me hizo pegarme a la costa de enfrente, y solo me dí cuenta que la había pasado de una forma muy curiosa y que dice mucho acerca de este maravilloso río y de su poético nombre.

Pero ésto lo contaré en un próximo relato, que llamaré: "Bermejo, un nombre bien puesto"

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