Mi interminable raid en busca de Ítaca

Este poema, leído en mi ya lejana juventud, y releído infinitas veces,  influyó decisivamente en mi nomadismo.

 Por alguna razón, entonces sin comprender del todo su sentido, intuí en él profundas verdades, seductoras invitaciones a emprender un camino hacia un tipo de belleza intangible, pero muy real.

 Lo seguí releyendo, muchas veces en voz alta, a lo largo de los años, y poco a poco su sentido fué haciéndose mas y mas evidente. Y mis años transcurrieron, siempre con Ítaca en mi mente ... que me ha dado un bello viaje ... que aún continúa, sin pensar en echar el ancla.



ÍTACA

Cuando emprendas el viaje hacia Ítaca
ruega que tu camino sea largo
y rico en aventuras y descubrimientos.
No temas a lestrigones, a cíclopes o al fiero Poseidón;
no los encontrarás en tu camino
si mantienes en alto tu ideal,
si tu cuerpo y tu alma se conservan puros.
Nunca verás los lestrigones, los cíclopes o a Poseidón
si de tí no provienen ,
si tu alma no los imagina.

Ruega que tu camino sea largo,
que sean muchas las mañanas de verano,
cuando con placer llegues a puertos
que descubras por primera vez.
Ancla en mercados fenicios y compra cosas bellas:
madreperla, coral, ámbar, ébano
y voluptuosos perfumes de todas clases.
Compra todos los perfumes que puedas,
ve a las ciudades egipcias y aprende de los sabios.

Siempre ten a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu meta, pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure mucho,
mejor anclar cuando estés viejo.
Pleno con la experiencia del viaje,
no esperes la riqueza de Ítaca.

Ítaca te ha dado un bello viaje.
Sin ella nunca lo hubieras emprendido,
pero no tiene más que ofrecerte,
y si la encuentras pobre,
no fué Ítaca quien te defraudó.

Con la sabiduría ganada, con tanta experiencia,
habrás comprendido lo que las Ítacas significan.


Constantino Cavafis.


Comentarios